Nuestro país tiene unos condicionantes climáticos que le obligan a un uso intensivo de los aparatos de aire acondicionado. Se calcula que por encima de la mitad de viviendas de España dispone de esta comodidad. Pero no todos ellos pueden considerarse como equipos eficientes energéticamente hablando. No es una cuestión banal, ya que se trata de un factor que se convierte en valor muy a tener en cuenta a la hora de la adquisición de uno de estos equipos. Su uso va a traducirse en una menor agresividad hacia el planeta y en el ahorro en nuestra factura de energía, que tal y como está el precio de la luz es una cuestión muy a tener en cuenta.
Dada la importancia de esta característica, es importante conocer los factores que determinan el grado de eficiencia que marca a un equipo de aire acondicionado. Fue en 2013cuando la Comisión Europea introdujo cambios en la etiqueta energética que hasta entonces se regía por dos índices: EER (Energy Efficiency Ratio, medidcort de la eficiencia en el modo de refrigeración) y COP (Coefficient Of Performance en el de calefacción).
Con el cambio estos índices dejaron de considerarse fiables debido al uso de la tecnología Inverter, por el que las nuevas máquinas se adaptan ajustándose a las necesidades del momento. Debido a ello se instauró una nueva modalidad para calcular la eficiencia de los aparatos de aire acondicionado mediante las escalas SEER y SCOP que sirven para calcular el rendimiento asignándosele un rendimiento de horas a diferentes temperaturas en vez de trabajando al 100 % de forma constante. De esta manera, un equipo eficiente obtendrá hasta un 30% menos de consumo eléctrico en el hogar al tiempo que un menor impacto en el medio ambiente. Además obtendremos un funcionamiento con menos averías si atendemos a un buen mantenimiento, que será menos intenso que en otros sistemas no eficientes.
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